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viernes, 3 de junio de 2016

LA TRAGEDIA GRIEGA. ESQUILO, EURÍPIDES Y SÓFOCLES

En la Antigua Grecia el teatro era una de las formas de ocio más importantes. En una sociedad sin medios audiovisuales todavía (s. V y IV a. C.) y en la que el acceso a la lectura estaba limitado a unos pocos debido al coste de la producción de pergaminos (piel de animales) y a su fragilidad, este soporte de escritura convivió también con el papiro que se importaba de Egipto.
Los antiguos griegos celebraran festivales teatrales de carácter religioso (las Leneas o las Grandes Dionisíacas). Construyeron portentosos teatros de piedra, sirviéndose del terreno para mejorar la acústica y algunos de ellos con capacidad para 14.000 espectadores, como el de Epidauro que aparece en la fotografía.



Desde el punto de vista social era un espectáculo colectivo con un marcado carácter ritual. En la escena griega los trágicos (Esquilo, Sófocles y Eurípides) creaban situaciones donde las cuestiones morales y éticas se convertían en el motor de la obra. Se valían de los mitos griegos, fundamentalmente del ciclo troyano (Guerra de Troya)  y del ciclo tebano (Edipo) para presentar ante los espectadores  situaciones límite ante las que los personajes se enfrentaban y actuaban. Al presenciar esas grandes tragedias, como la de Edipo que está casado con su madre sin saberlo, el público sufría con ellos, pero también vivía una especie de liberación por no padecer ellos las tragedias de los personajes (catarsis).
Los grandes trágicos Esquilo, Sófocles y Eurípides introdujeron paulatinamente modificaciones en la concepción del teatro y en la ecenografía. Los actores utilizaban máscaras, ya que en los inicios del teatro solo 2 ó 3 actores representaban toda la obra, la máscara les permitía interpretar a varios personajes. El actor griego declamaba, cantaba y recitaba. Otro elemento fundamental en la tragedia fue el coro, formado por 12 personas (coreautas) acompañaba a los actores y dialogaba con ellos, también danzaban. 
Hemos conservado un número importante de tragedias griegas, aquí es imposible nombrar todas, podemos destacar Edipo Rey de Sófocles, la "tragedia perfecta" según Aristóteles, la trilogía la Oretíada de Esquilo o las maravillosas Medea y las Bacantes de Eurípides.